La Biblia es la Palabra de Dios fue escrita por hombres inspirados sobrenaturalmente por el Espíritu de Dios. La Biblia es la autoridad final en todo lo relacionado a la vida, fe, y doctrina y en sus manuscritos originales en Hebreo, Griego, y Arameo es completamente infallible e inerrante. La Biblia contiene sesenta y seis libros, de Genesis a Apocalipsis, y es la única revelación completa y final de Dios al hombre. Por lo tanto, es nuestra norma de fe y práctica (2a Timoteo 3:16-17; 2a Pedro 1:19-21; Hechos 1:16; Salmo 119:160, 130; Lucas 24:25-27; Juan 17:17; Lucas 24:44-45; Salmo 119:89; Proverbios 30:5-6; Romanos 3:4; 1a Pedro 1:2-3; Apocalipsis 22:19; Juan 12:8; Isaías 8:20; Efesios 6:17; Romanos 15:4; Lucas 16:31; Salmo 19:7-11; Juan 5:39, 45-47).
Creemos en un solo Dios verdadero que se ha revelado en tres personas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (Deuteronomio 6:4, Mateo 3:16-17, Mateo 28:19, Romanos 1:20, 2a Corintios 13:14, Juan 10:30, 1a Corintios 8:6, 1a Timoteo 2:5, Colosenses 1:15, Gálatas 3:20).
Creemos en Dios Padre, Creador de todas las cosas visibles e invisibles (Mateo 6:6, 26; Juan 1:12, 1:18, 10:28-30, 14:16; 17:24; 1 Corintios 8:6; Filipenses 4:20; Colosenses 1:15-16).
Creemos en Jesucristo, el Hijo unigénito de Dios (Juan 3:16). Jesucristo fue el Creador de todo (Juan 1:1-2 y 14), porque por Él todas las cosas fueron hechas (Colosenses 1:16-17). Además, creemos que en Jesucristo habitaba toda la plenitud de la Deidad corporalmente (Colosenses 2:9) y que Él es totalmente Dios y totalmente hombre (1a Timoteo 3:16; 1a Juan 4:2-3; Hechos 7:37-38).
Creemos en la preexistencia de Jesucristo (Juan 1:3; Colosenses 1:16; Hebreos 1:2), la encarnación (1a Timoteo 3:16), el nacimiento virginal (Isaías 7:14; Lucas 1:35; 2:6-7), la vida sin pecado (Hebreos 4:15; 7:26), los milagros (Juan 2:11-13; Juan 20:30-31), la muerte sustitutiva y expiatoria (Juan 3:16), la resurrección corporal (Mateo 28:1-10; Marcos 16:1-8; Juan 20:1-10), la ascensión corporal al cielo (Marcos 16:19-20, Lucas 24:50-53), la exaltación (Filipenses 2:5-11), que Jesucristo gobierna a la diestra de Dios (Marcos 16:19; Romanos 8:34; 1a Pedro 3:22), y en la segunda venida de Jesucristo (Mateo 24:44; Juan 14:3 ; 1a Tesalonisenses 5:2; Hechos 1:11).
Reconocemos que Jesucristo es Señor sobre todas las cosas que están en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra (Filipenses 2:9-10; Efesios 1:20-23).
Creemos en la divina persona del Espíritu Santo (Efesios 4:30; Isaías 63:10; Hechos 5:3), su ministerio (Romanos 8:26; 1a Corintios 12:11; 1a Corintios 2:10-11; Hebreos 9:14), su morada en los creyentes (Juan 14:17), su poder (Zacarias 4:6; Lucas 4:14), su impartición de dones a los creyentes y su poder transformador en las vidas de todos los creyentes (1a Corintios 12:4-11, Gálatas 5:22-23).
Creemos que el hombre fue creado por Dios (Génesis 1:26-27; 2:4).
Creemos que el hombre cayó de un estado de justicia y santidad en el que fue creado a una total depravación espiritual, un estado de muerte en delitos y pecados en el que se le considera esclavo del pecado y enemigo de Dios (Romanos 5:12, 3:23). Como tal, no puede alcanzar la justicia divina por sus propios esfuerzos, sino que debe ser redimido y liberado por el poder del evangelio (Romanos 5:12-21; Romanos 6:23; 1a Corintios 15:1-4).
Creemos que la salvación se obtiene por gracia (Efesios 2:4-5, 8-9) y no por obras (Romanos 3:20) cuando un persona se arrepiente y deposita su fe en el Hijo de Dios, Jesucristo, y en lo que Él ha hecho, específicamente, Su muerte en la cruz y Su resurrección. A través de la fe en la sangre derramada de Cristo, el ser humano es justificado y hecho partícipe de la muerte de Cristo (Romanos 5:1, 9).
Creemos que "por gracia sois salvos mediante la fe; y esto no de vosotros, sino que es don de Dios, no por obras, para que nadie se gloríe" (Efesios 2:8-9).
Creemos que los creyentes deben vivir en rectitud y pureza de corazón, caminando en el Espíritu y no en la carne, viviendo un estilo de vida que demuestre el carácter, y las virtudes de Jesucristo en obediencia los mandamientos de Jesucristo, y no conformarse al mundo (Judas 24; Romanos 8:25; Gálatas 5:16-25; Romanos 4:1-5; 12:1-2).
Creemos que el arrepentimiento es obra del Espíritu de Dios que convence a los seres humanos de pecado. El remordimiento, o tristeza del mundo, es un sentimiento de profundo arrepentimiento, y desesperación que no conduce a un cambio constructivo. Por otro lado, la obra del Espíritu de Dios produce arrepentimiento, lo que hace que nos apartemos del pecado y recibimos poder para cambiar nuestra vana manera de vivir. El arrepentimiento se hace evidente por un deseo sincero de cambiar. El arrepentimiento cambia la forma en que sentimos y actuamos acerca del pecado y de Dios. El arrepentimiento es un cambio total de manera de pensar y de vivir para alinearse a la voluntad de Dios (2a Corintios 7:10; Salmo 51; Hechos 11:18; 2a Timoteo 2:25; Romanos 1:18-32; Mateo 9:12-13).
Creemos que, en el juicio final, el cual acontecerá después de la segunda venida de Cristo, cada persona dará cuenta a Dios de cada aspecto de su vida terrenal (Mateo 5:31-46; Hebreos 9:27). El Tribunal de Cristo es el juicio de los creyentes (2a Corintios 5:10). El Juicio del Gran Trono Blanco es el juicio de los incrédulos que serán eternamente separados de Dios y en tormento (1a Corintios 3:10-15; Apocalipsis 20:11-15).
Creemos que la Cena del Señor (Santa Cena o Comunión) es un ordenanza de Jesucristo a sus discípulos y consiste en que el creyente participa simbólicamente del cuerpo y la sangre de Cristo, al comer el pan y beber el vino, en memoria de Jesucristo quien murió en la cruz por nuestros pecados. La Santa Cena también anuncia la segunda venida de Jesús.
Mateo 26:26-29, Marcos 14:17-25, Lucas 22:7-22; Juan 13:21-30; 1 Corintios 11:23-29
Creemos que el bautismo debe realizarse por inmersión en agua para representar la identificación del creyente con la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo (Romanos 6:3-4; Colosenses 2:12). El bautismo significa que el creyente ha muerto al pecado y ha resucitado a una vida nueva(2 Corintios 5:17). El bautismo es únicamente para personas que se han arrepentido de sus pecados y han creído que en la muerte y resurrección del Señor Jesucristo se encuentran el pago de sus pecados y el regalo de una vida nueva y eterna (Hechos 2:38). El bautismo se realiza en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo como lo enseñó Jesucristo (Mateo 28:18-20).
Además, el bautismo es un símbolo que representa el lavamiento de pecados. El agua con la que se bautiza no tiene ningún poder en sí misma, sino que es usada solamente para representar el lavamiento interior de nuestros pecados. Es la sangre de Cristo y el poder del Espíritu Santo lo que verdaderamente nos lava y nos da una vida nueva y no el agua del bautismo (1a Juan 1:7-9). Por lo tanto, el bautismo es una señal externa que simboliza la obra de Jesús en nuestra vida (Hechos 22:16, Tito 3:5, Juan 3:3-8).
Creemos en el bautismo del Espíritu Santo (Hechos 2:4; 10:46; 19:6). Creemos que la verdadera evidencia del bautismo del Espíritu Santo vivir en obediencia a la Palabra de Dios (Juan 16:13), demostrando el carácter de Cristo, manifestando los dones y frutos del Espíritu Santo (Juan 15:26; 16:14; Gálatas 5:22-23; 1a Corintios 12:4-11).